Existen dos tipos de despidos en España que pueden ser utilizados por las empresas: el despido objetivo y el despido disciplinario. Cada uno tiene sus propias características y procedimientos de impugnación, por lo que es importante conocerlos en detalle para poder actuar de manera efectiva en caso de ser despedido.

Qué es un despido objetivo

El despido objetivo se utiliza cuando la empresa necesita despedir a un trabajador por razones económicas, técnicas, organizativas o de producción. Esto significa que la empresa debe demostrar que hay una necesidad real de reducir la plantilla o de reorganizar su estructura para hacer frente a cambios en el mercado o a problemas financieros.

Aquí, el trabajador tiene derecho a una indemnización de 20 días de salario por año trabajado, con un máximo de 12 mensualidades. Además, tiene derecho a un preaviso de 15 días antes de la fecha efectiva del despido.

Qué es un despido disciplinario

El despido disciplinario, por otro lado, se utiliza cuando el trabajador ha cometido una falta grave o reiterada que justifica su despido inmediato. Esto incluye casos de incumplimiento grave de las obligaciones laborales, como el absentismo, el acoso, la violación de secretos empresariales, el robo o la falta de productividad.

Por tanto, el trabajador no tiene derecho a ninguna indemnización y puede impugnar el despido ante los tribunales si considera que ha sido injustificado.

Deberemos tener en cuenta que la empresa debe proporcionar pruebas suficientes para demostrar que el despido fue justificado.

Impugnación de los diferentes tipos de despido

La impugnación de los diferentes tipos de despido puede variar según las circunstancias de cada caso. Si el despido es objetivo, el trabajador puede impugnarlo si considera que la empresa no ha seguido los procedimientos adecuados o si considera que no existen las causas económicas, técnicas, organizativas o de producción que justifiquen el despido.

Si fuese despido disciplinario, el trabajador puede impugnarlo si considera que no ha cometido ninguna falta grave o reiterada, o si considera que la empresa no ha seguido los procedimientos adecuados para justificar el despido.

En ambos casos, es recomendable contar con la ayuda de un abogado laboralista para asesoramiento y representación legal en el proceso de impugnación.

Conclusión

En resumen, los tipos de despido en España son el despido objetivo y el despido disciplinario, cada uno con sus propias características y procedimientos de impugnación.

Si conocemos estos aspectos, podremos actuar de manera efectiva en caso de ser despedido y así defender nuestros derechos laborales.